lunes, 28 de junio de 2010

Leyendas urbanas de argentina

Cuidado con lo que deseas (Prov. de Entre Rios)


Últimamente a Maria todo le salía muy mal

No tenía ningún éxito con los estudios, sus padres acababan de divorciarse y sus amigos le habían dejado de lado. Así que un día decidió suicidarse. Escribió una carta de despedida y eligió una soga para atársela al cuello. Empezó a temblar y le dio tanto miedo que al final decidió no hacerlo.

Ese mismo día había tenido una discusión con su mejor amiga, y pensó: 'Ojalá fuera ella la que estuviera aquí en mi lugar, intentando quitarse la vida, y ojalá lo consiguiese'.

Al día siguiente, cuando Maria entró en clase, se encontró a su amiga Noemí que, hecha un mar de lágrimas, le preguntó: '¿No te enteraste? Sandra se ahorco, dejo esto para vos. Era una carta. Ponía lo mismo que su carta de despedida, era idéntica, salvo en una cosa, al final decía:

Gracias por tus pensamientos. Estuve a punto de tirar la toalla, como tú, pero tus palabras me dieron ánimo para hacerlo. Sé que llevarás la culpa toda tu vida de mi muerte y te dolerá hasta el aliento por haberme matado. Tus deseos se han cumplido. Deseaste que ojalá lo consiguiera y así lo he hecho. Hasta pronto, amiga mía.


Pocos días después, Maria corrió la misma suerte, arrastrada por los pensamientos de su amiga,supo que la unica forma de callarlos era terminar con su vida.

Algunos dicen que todavía se escuchan los llantos de desesperación de estas chicas y saben muy bien que son los de ellas, por una sensación de frío que corre por el cuello de todo aquel que las escuche.


Un consejo: aprende a pensar por vos mismo...

El Diablo en El Espejo (Pro. de Córdoba)


Esta historia ocurre en Villa Carlos Paz, y quien la cuenta afirma que le ocurrió al amigo de un primo suyo.

Estábamos todos tomando unas cervezas en un bar de mi ciudad. estábamos entre risas y tomando lo normal, cuando apareció un flaco moreno, con vestimenta gótica, de unos 21 años, como nosotros. Pablo, uno de mis amigos que allí se encontraban, lo saludó, puesto que eran amigos. Se sentó con nosotros y hablamos durante unas horas.

Al cabo de unas, más o menos, 3 horas, el tema de conversación pasó a ser historias de miedo, como que ya había anochecido y nos encontrábamos ahora en un descampado. Nos contábamos historias terroríficas y acabamos realmente asustados. Entonces Geronimo, el pibe gótico, dijo que conocía una forma de ver al Diablo. Lo escuchamos, la verdad, con la misma atención de cuando te cuentan un chiste. El procedimiento que hay que seguir es el siguiente:

(Textualmente)"En Nochebuena, justamente a las 12 de la noche, el Diablo hace la inspección en la Tierra, la única en el año, así que si queremos verlo tiene que ser ese mismo día a esa misma hora. Vete al baño, puesto que es el lugar más propicio para realizar el evento, y cerra la puerta. Encendé 12 velas, al poder ser negras, y cuando quede poco para que sean las 12, cerras los ojos y te paras frente al espejo. Manténlos cerrados hasta que quede solo una campanada de las doce que debe sonar. En ese segundo verás al Diablo en el espejo"

Todos nos lo tomamos en joda, pero David, otro amigo, dijo que lo haría sin problema. estábamos a 20 de Diciembre, así que en cuatro días lo haría, solo pedía que hubiese un testigo, y que sería en su casa. Ese testigo fui yo.

24 de Diciembre, las 23:55. Todo estaba preparado y nadie nos molestaría. Entró David solo, yo tengo mucho miedo a esas cosas. Se cerró la puerta y esperé sentado afuera. Las campanadas sonaron, y yo estaba al acecho de que alguien estuviese espiando para darme un susto, pero no pasó nada. Suspiré, aliviado, llamé a David. No contestó. Atemorizado, abrí la puerta de un golpe, y lo encontré en el suelo, agarrándose el corazón. Y en el aire se olía el inconfundible rastro del azufre. Llamé a la ambulancia y se lo llevaron al hospital.

Le diagnosticaron un infarto al corazón a causa de un sobresalto, una crisis nerviosa. Yo no pude dormir durante meses, hasta que fui tratado por un psicólogo. Cuando por fin David se recuperó, me dijo a mí sus primeras palabras:


"Lo vi. . . Tengo mucho miedo"

Ahora ya conseguí dormir, pero David no es ya el mismo. Recuperó algo de su vitalidad, pero aún se le nota muy apagado, triste. Dicen que es porque el infarto lo deja a uno mal. No fue eso: fue lo que vio en el espejo. Y estará así hasta que se muera.


El próximo sos vos(Prov. de Buenos Aires)

Aquella noche todo fue muy extraño. Estábamos en un descampado cerca de mi barrio. Hicimos una fogata y nos sentamos alrededor del fuego a charlar, cuando Marcelo nos propuso jugar al juego de la copa. Yo tenía un poco de miedo por todo lo que había escuchado sobre ella, pero, pensándolo fríamente, ¿por qué voy a tener miedo es solo un juego?

Al final nos decidimos. Pusimos el tablero y todo, y empezamos a preguntar cosas. Sorprendentemente la copa se fue moviendo, y yo me quedé sin aliento. ¡Era increíble!

De repente, la copa explotó. Aquello fue demasiado. Decidimos que ya era hora de que cada uno volviera a su casa. Aquella noche me desperté varias veces porque encontraba la luz del baño encendida.

A la mañana siguiente le pregunté a mis viejos si ellos habían estado yendo al baño por la noche. Me contestaron que no. Pasé por alto ese incidente y no quise darle más importancia.

De camino al instituto pasé por delante de un banco donde había un hombre sentado. Cuando avancé un poco más noté que ese mismo hombre me seguía. Iba vestido con gabardina negra y sombrero oscuro. No me daba buenas vibraciones, así que aceleré el paso. Él también lo hizo. Para no parecer paranoico opté por otra estrategia: me paré en seco, como si me fuera a atar los cordones de los zapatos, para ver qué hacía él...

... Se me acercó al oído, y en un susurro me dijo: no juegues con fantasmas cuando no sabes qué son.

Me quedé de piedra. En cuanto pude, llamé a todos con los que estuve aquella noche y se lo conté. Quedamos otra vez en el descampado. Ninguno de nosotros habló porque no había nada que decir: habíamos jugado con fuego y nos habíamos quemado.

De repente, un hombre emergió de la sombra. Llevaba un instrumento afilado en la mano. Se dirigía hacia nosotros. Salimos corriendo. Cada uno a su casa. Pero a Marcelo y a Silvia no los vimos más.

Ahora, cuando miro sus fotos, siento como si me sonrieran y me dijeran: el próximo sos vos.



La Dama de la Vela

Cuentan los habitantes de la ciudad de Corrientes que en el edificio de la Escuela Normal “Juan Pujol”, una antigua construcción señorial, suele verse por las noches a una bella joven, hermosamente vestida con un largo traje de encaje blanco y una capa de pana roja, recorriendo los pisos y escaleras de mármol con una vela encendida en la mano. Ante las primeras luces del alba, la misteriosa criatura se desvanece.


La Dama Vestida de Negro

En San Gregorio, localidad cercana a Venado Tuerto, Provincia de Santa Fe, sus pobladores relatan que una mañana de cerrada llovizna, un abastecedor del frigorífico Maru de Rufino encontró en la ruta 14 a una mujer vestida de negro que hacía el tradicional gesto de autostop.

La llevó hasta la ciudad y cuando la dama se bajó, tras agradecerle por haberla acercado hasta escasa media cuadra de su casa, le dijo su nombre: Nancy Núñez. Poco después, el hombre se enteró de que Nancy Núñez había fallecido un año y medio atrás en un extraño accidente, cuando la avioneta que piloteaba su marido había perdido una de sus ruedas impactando en el auto que ella conducía, lo que le había causado la muerte instantáneamente.

El sorprendido abastecedor descubrió también que el lugar en donde había parado para levantar a la mujer, entre Cristophersen y San Gregorio, era exactamente el sitio donde había ocurrido la tragedia que poco antes había conmocionado a la localidad. Otros testimonios dan cuenta de la misma aparición, en la misma ruta, a la altura del lugar del accidente


La Dama Vestida de Blanco

En distintas ciudades de la Argentina circula este relato, con algunas variantes mínimas, que tiene como protagonista a un joven que concurre a una fiesta, baile o lugar de diversión nocturno. Allí conoce a una bella muchacha de vestido blanco a la que invita a bailar y de la que se enamora instantáneamente. A cierta hora de la noche se ofrece a acompañarla hasta su casa y le presta su abrigo para protegerla del frío. Al día siguiente, el muchacho vuelve a la casa de la joven con intención de verla nuevamente y es atendido por los padres de ella, quienes con sorpresa y estupor le informan que la muchacha ha muerto uno o dos años antes.

El enamorado no entra en razones, motivo por el cual los afligidos progenitores lo llevan hasta el cementerio con el propósito de que, al ver la tumba, el muchacho se convenza de la verdad de sus dichos. Al llegar a la tumba, la estupefacción estalla en los tres, al descubrir que sobre la lápida descansa el abrigo que el muchacho le había prestado a la joven la noche anterior


La Dama del Cementerio

n caso parecido es aquél que cuenta que un hombre quedó encerrado en el cementerio al terminar el horario de visitas. Inquieto comenzó a dar vueltas por el lugar en busca del sereno para que le abriera la puerta. No lo encontró pero advirtió que frente a una tumba estaba una mujer de pie (según las variantes del relato, puede tratarse de una niña, una adolescente o una mujer adulta). El hombre se le acercó entonces y le contó su situación, alegrándose de ver a alguien más por allí. La mujer le respondió que a ella le había ocurrido lo mismo y que no se preocupara, ya que conocía un lugar desde donde podrían salir.

Con la dama como guía, el sujeto la siguió entre las lápidas, hasta que ella se detuvo indicándole una de las paredes perimetrales del cementerio. Al comprobar que no había ninguna puerta, el hombre le preguntó cómo hacer para salir por ese lugar inaccesible. –Así le respondió la mujer mientras atravesaba el muro.



Bueno ahora vamos a pasar a las que personalmente mas me gustan, las Leyendas de la Capital Federal


El Perro Extraño


Cuentan en el barrio de La Boca, en la ciudad de Buenos Aires, que hace muchísimos años dos ancianos encontraron un perro abandonado. Sintieron lástima por el animalito que, pese a su aspecto extraño, los miraba con ojos de mucha ternura. Le dieron de comer y lo asearon, incorporándolo a la vida familiar.

Cierta vez el perro presentó síntomas de decaimiento y lo llevaron al veterinario para que lo atendiese. El facultativo, tras revisarlo, no pudo encontrar las palabras adecuadas para decirles a los afligidos amos que lo que habían recogido no era un tierno ejemplar de raza canina sino una enorme rata.


Romeo y Julieta Criollos

Cuenta la tradición que la aristocrática familia Anchorena vivía en el actual Palacio San Martín con más de 150 sirvientes. Hacia 1920 sus miembros decidieron construir la iglesia del Santísimo Sacramento como futuro sepulcro familiar. Quiso el destino que uno de los Anchorena se enamorara perdidamente de Corina Kavanagh, una joven de familia adinerada, aunque no patricia. El romance no tuvo la aprobación de los padres del muchacho y finalmente los novios tuvieron que separarse.

Corina entonces pergeño una particular venganza, no de sangre, pero sí estética. Ordenó levantar en San Martín y Florida un edificio cuyo único requisito fue que le impidiera a la familia Anchorena la vista a la iglesia mencionada desde su soberbio palacio. Aún hoy pesa la “maldición” arquitectónica, ya que el edificio Kavanagh sigue obstaculizando la visión del templo católico.


El Vampiro de Flores

Tiene como protagonista a Belek, un enano que llegó a Buenos Aires con el Circo de los Zares proveniente de la zona de los Cárpatos. Al igual que el conde Drácula, Belek fue expulsado luego de que Boris Loff, el dueño del circo, junto a dos testigos: la Mujer Barbuda y el Hombre Bala, lo encontraran prendido al cuello de una mona integrante de la trouppe circense.
Pero el mito, apenas comienza aquí. El verdadero horror se desató cuando Belek se refugió en una casa abandonada del Bajo Flores y comenzaron a desaparecer misteriosamente todos los gatos del barrio. El relato cuenta que los vecinos protegieron sus casas con ristras de ajo mientras portaban crucifijos por las calles, por temor a ser atacados. Una noche de invierno, cerca de la estación Flores, los hombres del barrio lograron cazar al vampiro con una improvisada red, fabricada con la malla de un arco de fútbol, pero éste se les escapó furtivamente. Algunos aseguran que aún vive en el cementerio de Flores y sale de tanto en tanto a producir estragos entre los desprevenidos transeúnte


La que se Murió de Amor

Este mito tiene raíces en la historia del país. Cuenta la tradición que cuando la joven Felicitas Guerrero se casó en 1862 con Martín de Álzaga, un hombre mayor y acaudalado, era una de las mujeres más bellas de la sociedad porteña. Al año siguiente de la boda y tras perder a su único hijo, Felicitas quedó viuda con apenas 26 años.

A su hermosura sumaba el hecho de ser una de las fortunas más grandes de la Ciudad de Buenos Aires, lo que la convirtió en objeto de admiración y requerimiento de muchos pretendientes. Entre ellos estaba el celoso Enrique Ocampo, a quien la viuda rechazó sin miramientos. Quiso el destino que el enamorado descubriera que la causa de tal rechazo era la preferencia de Felicitas por el estanciero Samuel Sáenz Valiente. Enfermo de rabia, Ocampo mató a la muchacha con un disparo en la espalda y al instante se suicidó.

Los Guerrero mandaron construir, en homenaje a su hija, una capilla ubicada en la calle Isabel La Católica, entre Brandsen y Pinzón. Los vecinos del lugar sostienen que cada 30 de enero, fecha de la muerte de Felicitas, aparece su fantasma con el torso ensangrentado, vagando errante durante toda la noche hasta el amanecer. Es frecuente, agregan, que muchas mujeres se encomienden a ella para encontrar un gran amor o para conservar el que ya tienen.


La Criatura Acechante

Cuentan los vecinos de Ciudadela, Provincia de Buenos Aires, que cierta noche un colectivo de la –por entonces línea 237 pasaba en su habitual recorrido por la Avenida Alvear. Al llegar a la altura del Cementerio Israelita, uno de los pocos pasajeros que viajaban a esas horas, vio una nube blanca que provenía del camposanto y que se acercaba hacia el vehículo.

Cuanto más se aproximaba, se definían y perfilaban nítidamente sus rasgos de mujer. Durante un breve lapso, la extraña criatura acompañó el paso del transporte, flotando a la par, hasta que finalmente se desvaneció ni bien el colectivo abandonó la zona del cementerio.


Los Fantasmas del Subte

Varias historias circulan en torno a los subterráneos de la ciudad de Buenos Aires, que tienen como escenario principal las estaciones de la línea A, la primera de la red inaugurada en 1913, que actualmente une Plaza de Mayo con Primera Junta.

Una de ellas cuenta que un antiguo operario de la estación Sáenz Peña concurrió a los sanitarios en horas de servicio y encontró en ellos a un hombre degollado sobre un charco de sangre. De inmediato el atribulado empleado dio el alerta al personal de seguridad de la estación, quien acudió rápidamente a inspeccionar el lugar, encontrando el sitio en perfectas condiciones y sin ningún rastro de violencia. El veredicto fue unánime: se trataba de una alucinación.

Al día siguiente, volvió a repetirse la situación, aunque el protagonista fue esta vez otro empleado. Durante largo tiempo, muchos fueron los trabajadores que afirmaban haber visto al degollado en el baño de esa estación.

Otra historia de aparecidos tiene como escenario el tramo comprendido entre las estaciones Alberti y Pasco, aunque su figura central esta vez es una extraña mujer en traje de novia. Cuentan los dichos que se trata del fantasma de una joven a la que su prometido abandonó ante el altar, circunstancia por la cual la muchacha habría salido intempestivamente de la iglesia y se habría arrojado a las vías del tren. Otra versión, más romántica aún, señala que la ceremonia del casamiento se realizó pero al tratarse de una unión concertada por los padres de los novios, la muchacha prefirió suicidarse al salir de la iglesia antes de contrariar su propia voluntad.


El Hombre sin Ojos

Relatan algunos habitantes que hace tiempo solía verse a un hombre sin párpados deambular por los vagones de la línea de ferrocarril Mitre. Numerosos testimonios daban cuenta de que siempre subía o bajaba del tren en la Estación Coghlan.

Sobre su aspecto circulaban distintas explicaciones. Según algunos, se trataba del alma de un muerto que se había suicidado arrojándose a las vías. Según otros, era un hombre de la zona que al momento de morir padecía una terrible infección ocular. Más allá de estas discrepancias, todavía muchos vecinos del lugar buscan en el andén los ojos del hombre sin párpados, a los que se le atribuyen poderes mágicos


Este es el final...y que piensan ahora?? Parece que no existe un solo lugar en nuestro pais en el que no exista un
mito...
¡¿Creer o no creer?!

Espero que nada les interrumpa el sueño.

saludos

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